jueves, 15 de octubre de 2009

TRAZOS (Parte 2)


El lagarto.
“Está decidido a quedarse. Decidió compartir conmigo el mismo banco… ¿O tal vez ya estaba cuando yo llegué? No sé. Pero lo veo saltar y saltar. Se esconde, desaparece y luego vuelve a aparecer. Es bien pequeño; tiene unas patitas diminutas. Se aferra al hierro del banco; no quiere caer: tampoco yo quiero caer. Cambia de dirección y camina hacia mí (una vez más). Retiré la vista y ya no lo veo. ¡Ahí está! Creo que está jugando: sube y baja, y parece que no se ha percatado de que estoy aquí y de que no quiero que se me acerque… Respeto su espacio; él respeta el mío. ¡Encendieron la luz! ¡Puedo seguir escribiendo! La apagaron. ¡Qué más da! El pequeño lagarto no deja de saltar: arriba, abajo, arriba, abajo…”

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